EL PROGRAMA "YO SI PUEDO" LLEGA AL SANTA LUCIA

EL PROGRAMA "YO SI PUEDO" LLEGA AL SANTA LUCIA
Casa por casa. Así se proponen desde el Programa de Alfabetización Yo, sí puedo ir por el barrio Santa Lucía. Primero relevando a quienes no saben ni leer ni escribir, luego acercándoles la oportunidad de acceder a este derecho. La iniciativa es impulsada por la Multisectorial de Solidaridad con Cuba, la Biblioteca Popular Juanito Laguna y la Secretaría de Integración y Desarrollo Sociocomunitario de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). "La intención es declarar al barrio Santa Lucía libre de analfabetismo", expresa el coordinador de la Multisectorial, Guillermo Cabruja. Para definir los pasos a seguir, voluntarias y voluntarios que se sumaron a la propuesta se reunieron en la sede de Humanidades y Artes. También estaban otras coordinadoras de la iniciativa: María Luz Silva y Luna Navarro, por la UNR, y Noris Piclú de la biblioteca barrial. La etapa de trabajo contempla un relevamiento inicial previsto para el mes próximo; luego, comenzar con la tarea de alfabetización. En este caso valiéndose de los materiales y capacitación que provee el programa de origen cubano. A diferencia de otras experiencias que este plan ha desarrollado en otros contextos, esta vez buscan sumar a las familias y vecinos en la tarea, como otros facilitadores. La intención es multiplicar las oportunidades de acercarse a la lectura y a la escritura, hacer encuentros más regulares y poder llegar así a fin de año con los jóvenes y adultos alfabetizados. El plan se proyecta hacia mayores de 14 años que no han concurrido nunca a la escuela o bien lo hicieron hasta los primeros grados y necesitan recuperar una práctica social como son la escritura y la lectura. Otro dato relevante es que una vez que hayan aprobado el paso por el Yo, sí puedo, se busca que sigan cursando en el Centro de Alfabetización Básica de Educación de Adultos (Caeba) que funciona en el barrio. Un paso más para aprobar formalmente la escuela primaria. Más información al correo: yosipuedoseidesoc@gmail.co

viernes, 14 de septiembre de 2018

ARTURO JAURETCHE / LA COLONIZACION PEDAGOGICA


Así como en "El medio pelo en la sociedad argentina" (apuntes para una sociología nacional)  he querido contribuir a la visión del país desde el ángulo social, lo intentaré en dos libros sucesivos a este, desde los ángulos respectivos de la geopolítica y la política internacional, en uno, y de la economía en otro. Ahora me propongo hacerlo desde la cultura.

Pero debo limitar el alcance de la expresión "cultura" pues mi propósito es pragmático, con lo que evitaré irme por la tangente, de nuestra realidad inmediata hacia elucubraciones de valor universal, pretexto frecuente de los ensayistas y profesores para considerar los problemas argentinos de un modo estratosférico y al margen del compromiso con las urgencias nacionales.
Señalaré por qué es "intelligentzia", y no inteligencia la constituida por gran parte de los nativos que a sí mismos se califican como intelectuales, y cómo han conformado su mentalidad, cómo se comportan, y sobre todo cómo está constituido el aparato "cultural" que la dirige y difunde para evitar la creación de un pensamiento propio de los argentinos.
La amplia expresión superestructura cultural, que supondría una análisis de la cultura, con mayúscula, se reduce así a la determinación de los modos y el instrumental que opera en la formación de la "intelligentzia". Además, considero un bizantinismo confrontarla con una cultura propia, mientras en el hecho no sean removidos los factores que determinan aquélla como expresión colonialista. La inteligencia, ya liberada de esos factores que la deforman en "intelligentzia", es la que tiene que cumplir, y lo está haciendo fragmentariamente, la tarea de definir, por su desarrollo natural, su carácter como cultura nacional.
Definirlo a priori sería incurrir en el mismo error que señalamos. Y en esto, más liberal que los liberales, confío en los hechos que son los que la generarán una vez removidos los obstáculos que se oponen a su espontánea manifestación y recordando que ya es nuestro lo que fue ajeno, en la medida que ya está incorporado a nuestra naturaleza. (Sarmiento es tan nuestro como Hernández, como factor determinante hoy, pero lo que no es nuestro es el sarmientismo en cuanto :impide que lo otro cumpla su labor naturalmente y que la realidad sea la creadora y no un instrumental superpuesto destinado a deformarla)
La "intelligentzia" es el fruto de una colonización pedagógica y esto es muy distinto a la espontanea incorporación de valores universales a una cultura nacional, y recíprocamente como pretenden los asépticos expertos en el tema, que prescinden del análisis de las condiciones objetivas.
Esto de la colonización pedagógica me parece que está centrado en sus verdaderos términos en el libro de Jorge Abelardo Ramos. "Crisis y resurrección de la literatura argentina" (Ed. Indoamérica, 1954), que dice:  
 "En las naciones coloniales, despojadas del poder político director y sometidas a las  fuerzas de ocupación extranjeras los problemas de la penetración cultural pueden   revestir menos importancia para el imperialismo, puesto que sus privilegios económicos están asegurados por la persuasión de su artillería. La formación de una conciencia nacional en ese tipo de países no encuentra obstáculos, sino que, por el contrario, es estimulada por la simple presencia de la potencia extranjera en el suelo natal. "En la medida que la colonización pedagógica -según la feliz expresión de Spranger, un imperialista  alemán- no se ha realizado, sólo predomina en la colonia el interés económico fundado en la garantía de las armas. Pero en las semi-colonias, que gozan de un status Político   independiente decorado por la ficción jurídica, aquella "colonización pedagógica" se revela esencial, pues no dispone de otra fuerza para asegurar la perpetuación del dominio imperialista, y ya es sabido  que las ideas, en cierto grado de su evolución, se truecan en fuerza material. De este hecho nace la tremenda importancia de un estudio circunstanciado de la cultura argentina o pseudo-argentina, forjada por un signo de dictadura espiritual oligárquica…" "La cuestión está planteada en los hechos mismos, en la europeización y alienación escandalosa de nuestra literatura, de nuestro pensamiento filosófico,de la crítica histórica, del cuento y del ensayo. Trasciende a todos los dominios del pensamiento y de la creación estética y su expansión es tan general que rechaza la idea de una tendencia efímera". Es en este sentido que legítimamente puede hablarse de una  verdadera devastación espiritual de las nuevas generaciones intelectuales".
 (Recordemos que esto está publicado en 1954 y no corresponde ya a este momento en lo que se refiere a las nuevas generaciones, como se verá más adelante.) "La juventud universitaria, en particular, ha asimilado los peores  rasgos de una cultura antinacional por excelencia. Bajo estas condiciones históricas se formó nuestra élite intelectual". Agrega que la función de una cultura así es ser fideicomisaria de valores transmitidos por sus mandantes europeos.
NECESIDAD DE UN PENSAMIENTO AGRESIVO

De aquí que la crítica a una "cultura" establecida sobre dichas bases, consiste en el primer paso para restituir los valores sumergidos de la cultura colonizada, preexistente o con posibilidades de nacer. La palabra cultura pierde su acepción aséptica para transformarse en una política cultural opuesta a la política cultural que se nos presenta como "cultura". Es una beligerancia imprescindible para obtener la síntesis como resultado frente a la pretensión de seguirnos imponiendo una cultura marginada de toda elaboración propia.
Así, en la Argentina, el establecimiento de una verdadera cultura lleva necesariamente a combatir la "cultura" ordenada por la dependencia colonial. Implica, por lo pronto, una revisión respecto del pasado nacida de la búsqueda de las propias raíces que obliga a restaurar el prestigio de quienes fueron sumergidos por no ingresar a las jerarquías oficializadas; el impulso que destruye los falsos héroes consagra paralelamente a otros que responden a las exigencias de una verdadera cultura nacional. Es una especie de Renacimiento, de fe en la genialidad de lo nacional que vertebra la violencia crítica a la "intelligentzia" colonizada, que sólo tiene un valor sucedáneo, carente de originalidad como simple repetición de ajenos repertorios. El combate contra la superestructura establecida abre nuevos rumbos a la indagación, otorga otro sentido creado a la tarea intelectual, ofrece desconocidos horizontes a la inquietud espiritual, enriquece la cultura aun en su aséptico significado al proveerla de otro punto de vista brindado por las peculiaridades nacionales.
Sólo por la victoria en esta contienda evitaremos que bajo la apariencia de los valores universales se sigan introduciendo como tales los valores relativos correspondientes sólo a un momento histórico o lugar geográfico, cuya apariencia de universalidad surge exclusivamente del poder de expansión universal que les dan los centros donde nacen, con la irradiación que surge de su carácter metropolitano. Tomar como absolutos esos valores relativos es un defecto que está en la génesis de nuestra "intelligentzia" y de ahí su colonialismo.

GENESIS DE LA "INTELLIGENTZIA"

Desde el principio nuestra "intelligentzia" identificó con cultura los ~valores universales" consagrados por los centros del poder, con exclusión de toda otra cultura.
Las naciones que se separaban de la colonia española tenían su propia cultura, dentro de una de más amplia órbita, producto de una lenta elaboración de elementos indígenas con los proporcionados por la conquista española y católica. En algunos casos, cuando las sociedades indígenas preexistentes ya habían salido del estado salvaje y constituían por sí culturas, esta simbiosis estaba lejos de haberse realizado, y había más bien una superposición de culturas, como entre los aztecas y el incaico. En otro la fusión se había realizado dando una muy particular configuración cultural, como en el caso de los pueblos guaraníes del Paraguay con el aporte de los elementos hispánicos y jesuíticos, de tan fuerte individualidad que ha sobrevivido sin alterarse con la implacable destrucción de que fue objeto con la guerra "civilizadora" de la Triple Alianza.
El contacto de la cultura preexistente con la Europa triunfante del siglo XIX, que debía generar a su vez una nueva elaboración por la asimilación de nuevos valores a los elementos culturales propios, no fue visto así por la "intelligentzia" que desde el principio definió sus características, deslumbrada por la civilización europea cuyo espectáculo se presentaba ante los ojos azorados de los intelectuales. (Se llama intelectual, no al que ejercita la inteligencia, sino al que es ilustrado en cosas nuevas.)
Para este "intelectual" lo preexistente, la cultura que tenía en la raíz, fue incultura en cuanto no coincidía con lo nuevo. Ocurrió aquí lo inverso que entre los griegos, para los cuales lo bárbaro era lo exótico a la Hélade, y lo culto lo propio.

LA FORMULA CIVILIZACIÓN Y BARBARIE

Esta es la raíz del dilema sarmientino de "civilización o barbarie" que sigue rigiendo a la "intelligentzia". Se confundió civilización con cultura, como en la escuela se sigue confundiendo instrucción con educación. La idea no fue desarrollar América según América, incorporando los elementos de la civilización moderna; enriquecer la cultura propia con el aporte externo asimilado, como quien abona el terreno donde crece el árbol. Se intentó crear Europa en América trasplantando el árbol y destruyendo al indígena que podía ser obstáculo al mismo para su crecimiento según Europa, y no según América.
El gran desarrollo técnico del siglo XIX facilitó el error Aprender la técnica y practicarla era civilizarse y civilizarse, culturalizarse, considerando los tres términos como inseparables, lo que es incierto, como lo demostró Japón, que hizo suya ]a técnica de la civilización europea asimilándola a sus formas culturales. (También el Paraguay de los López lo intentó, y se lo "civilizó" a la fuerza para impedirlo.)
Así la "intelligentzia" facilitó el proceso de la estructuración de los nuevos países como países dependientes, derogando todos los valores autóctonos que podían· servir para el proceso de filtro y asimilación; mucho menos admitió la posibilidad de una creación original, nacida de esa convivencia y de una recíproca penetración: Así el proceso de europeización que se practicó desde 1853 en adelante no consistió en la incorporación a la cultura preexistente de los valores europeos -universales si se quiere-, sino en la derogación lisa y llana de aquélla, lo que fue facilitado por esa identificación del concepto civilización con el concepto cultura, muy propio del siglo XIX.
La incomprensión de lo nuestro preexistente como hecho cultural, o mejor dicho, el entenderlo como hecho anti-cultural, ayudó a que lo preexistente fuera privado de todos los medios de expresión. No bastó con la masiva sustitución de la población nativa por el torrente inmigratorio que se volcó sobre el litoral, ni con la distorsión económica que impuso esa civilización para hacernos una prolongación abastecedora del modelo que se proponía imitar. La inteligencia se hizo "intellígentzia" y dando por resuelto que la cultura era exclusivamente lo importado se convirtió en uno de los más eficaces instrumentos para extirpar de raíz los elementos locales de cultura preexistentes. Sólo la tradición oral y los hábitos cuya perdurabilidad es lentamente afectada por el cambio de condiciones parecieron subsistir como factores yacentes de la cultura derogada y con preferencia en aquellos lugares no útiles a los fines concretos perseguidos por la civilización, en remotos rincones de provincias.
En el terreno de la cultura la "intelligentzia" se impuso masivamente después de Caseros. A medida que la incorporación de la Argentina al mercado mundial iba creando intereses vinculados con ella y la política del imperio dominante profundizaba su penetración económica, esta disposición de la "intelligentzia" se acentuaba con e! desplazamiento hacia el litoral de la riqueza y la postergación de los núcleos interiores de población, donde la configuración económica y social de la colonia española había enraizado con más profundidad la cultura preexistente. El litoral. más despoblado y menos importante en la economía de autosatisfacción anterior a la libertad de comercio, disponía de menos elementos autóctonos para compensar, asimilando la influencia postiza que venía de afuera; prácticamente fue hijo de las nuevas condiciones que lo favorecían en su desarrollo material v sobre este hecho cabalgó la "íntelligentzia" que pareció encontrar durante largos años la confirmación de su misión civilizadora, porque la nueva sociedad que lo componía en hombres y técnicas era en su mayor parte hija del planteamiento civilizador logrado.

LA "INTELLIGENTZIA"

Pero pronto la conformación de la "intelligentzia", en cierto modo espontánea, como se ha explicado con la alucinación de los intelectuales, se constituyó un sistema, en la misma relación en que se consolidaban y agrandaban los instrumentos materiales de la influencia exterior que constituían factores de poder mucho más poderosos que el mismo Estado o que la posible conjunción de intereses nacionales. Así, el error de la "intelligentzia" revertió sobre ella misma, y ya no pudo salir de él, porque todo el aparato a través del cual podía expresarse y a través del cual se elaboraba el "intelectual", se fue conformando a la política dominante cuya proyección se dirigía a estabilizar el país en las condiciones más óptimas para su aprovechamiento que, desde luego, no podía trascender los fines para los cuales fue "civilizado". De tal manera la "intelligentzia" quedó prisionera de lo que había promovido. y se tuvo que conformar definitivamente como instrumento colonial. Aquello mismo que había promovido para "civilizar" se apoderó de ella completando el círculo de su dominio, y la hizo su instrumento. Así, los que habían sido apóstoles de un error doctrinario se vieron convertidos en simples instrumentos divulgadores, cumpliendo en el campo de la cultura la función que el poder material cumplía en el campo de los intereses materiales. De apóstoles devinieron, en su prolongación histórica, vendedores de comercio: una mezcla de viajantes y visitadores médicos.

LA DERROTA DE LA "INTELLIGENTZIA"

Ya carece de objetivo el debate con la "intelligentzia" en el terreno de las ideas, donde ni siquiera el intelectual es el "ilustrado en cosas nuevas", como se dijo antes. Esta no es más que una simple repetidora de envejecidas o exóticas afirmaciones dogmáticas, cuyo poder de convicción reside exclusivamente en el de la propaganda. Es simplemente un instrumento de la misma sin otra fuerza que la que surge de su utilización por el aparato de difusión. No hay problema intelectual. Es una cuestión de hecho porque el conflicto no es el de las ideas, ampliamente superado, sino el de la imposibilidad en que se encuentra la "intelligentzia" de actualizar su ideario de importación en presencia de un país que lo rebalsa y que ha adquirido un potencial propio que tiene que traducirse en una versión también propia de lo cultural. La "intelligentzia" ve en la actual crisis una crisis de decadencia cuando la crisis es en verdad una crisis de crecimiento y aquélla carece de todo pensamiento que no sea el generado por el siglo XIX en las metrópolis, que si fue apto para enervar las posibilidades nacionales de expresión cultural es insuficiente ya. La trampa actual de la "intelligentzia" consiste en robarle al pensamiento nacional la terminología y el estilo y es así como se disfraza a base de un neoliberalismo que incluye expresiones como desarrollo, expansión, etc., que intentan canalizar por vías extraviadas el movimiento intelectual del país hacia su propia vía muerta. Esto es mucho más visible en las expresiones de la "intelligentzia" que se presentan como expertos económicos o tecnócratas porque éstos son los que reciben las órdenes de manera más directa de las metrópolis que hacen la colonización pedagógica y no se engaña como el resto de !a "intelligentzia" con su propia salsa cultural que les cambia el gusto del plato.

LO POPULAR COMO FUENTE

Ernesto Palacio escribía en "Criterio", en 1928, que el problema de escribir o no para el pueblo que dividía a los plumíferos, se resuelve escribiendo desde el pueblo. Creo que a eso estamos llegando y que ahí está la fuente. El cegado, pero siempre resurgente manantial, que rechaza lo que no es nuestro o lo recrea sobre la realidad y lo hace nuestro cuando lo cambia y adapta.
Explicar la génesis de la "intelligentzia" y como esta quedó prisionera de la colonización pedagógica que ella misma promovió, no supone la intención de volver a fojas uno, replanteando el problema a nivel de los momentos iniciales. Saber cómo fueron las cosas no implica olvidar que lo pasado pasó. Demanda simplemente plantear el problema para que la desnaturalización no se repita sobre las bases reales de la Argentina de hoy que son otras que las de ayer.
Hay un cierto nacionalismo que siendo históricamente anti-unitario incurre en la misma actitud que los unitarios en cuanto al método: a aquéllos no les venía bien el país de entonces, por criollo, y a éste no le viene bien el actual por gringo, y si aquéllos se fugaban del país al hipotético de mañana, no menos fuga es negar el país de hoy por el de ayer.
En esto Ernesto Palacio nos da la fórmula precisa: "Escribir (y quien dice escribir dice todo quehacer intelectual o artístico) desde el pueblo", es decir desde la realidad expresada por su agente humano y natural. Lo que supone integrarse en el mismo abandonando la presunción básica de la "intelligentzia", que es su atribución de un "status" de carácter intelectual diferenciado del pueblo y rector de éste, a que me referiré más adelante.
Diré ahora que incurro en transcripciones a menudo extensas, cosa que se me ha criticado en libros anteriores. Lo hago por humildad y porque me parece que si otro lo ha dicho mejor que yo, mejor es reproducirlo que parasitario; además acredita que no vengo a descubrir nada sino a redundar, de una manera tal vez más sistematizada, en una constante argentina: siempre el país ha tenido sus centinelas advertidos y combatientes, por más que se los haya silenciado sistemáticamente o deformado para evitar la generalización de su pensamiento. El recorrido de nuestra historia está lleno de mojones que han sido cubiertos deliberadamente por "la colonización pedagógica", que como las arenas del desierto se empeña en impedir que encontremos el verdadero camino.
Y me adelanto a prevenir al lector contra el pesimismo que pudiera surgir de la comprobación que haré de la magnitud de las fuerzas que enfrentarnos. No está de más recordar lo que sucede al estudiante de medicina a medida que en los primeros pasos va adquiriendo el conocimiento de las enfermedades, y como la sigue con todo su proceso teórico hasta el resultado fatal, se desalienta; solo se recobra cuando comprueba las realizaciones de la medicina con una visión de conjunto que acredita sus progresos por los índices generales y los "casos" observados y no por la evolución teórica de la enfermedad corno tal. Del mismo modo hay que razonar en esto: a pesar de las enfermedades que aquí se evidencian la conciencia nacional crece y crece, y es cada día más poderosa con lo que se comprueba que si los males son aterradores, la salud de lo argentino los superan en la afirmación de su propia personalidad. Solo así se explica que subsístanos, y que subsistiendo seamos cada día más definidamente argentinos; lo seremos si como en el judo, la fuerza del adversario se convierta en un instrumento de fuerza propio, para lo que bastará conocer la estructura y modos de la colonización pedagógica, pues desentrañada la índole real de la misma la inteligencia esclarecida multiplicará los efectos del contragolpe. Identificados los cipayos la cuestión se simplifica como en los dominios políticos directos porque cuando la acción tiene conciencia de que es, ya es. Lo demás es cuestión de tiempo y medios.
Este libro quiere ser un aporte más a la tarea de lograr esa conciencia.

LOS PROFETAS DEL ODIO (1957)

 (http://www.labaldrich.com.ar/wpcontent/uploads/2016/11/Jauretche,%20Arturo%20%20Los%20profetas%20del%20odio%20y%20la%20yapa%20-%20Segunda,%20tercera%20y%20cuarta%20parte.PDF)
Arturo Martín Jauretche 
(Argentina 1901-1974) pensador,escritor y político. Figura relevante del radicalismo y posteriormente del peronismo. Junto con Manzi, Dellepiane, del Mazo, Scalabrini Ortiz, Ortiz Pereyra y otros fundó FORJA, que desarrollaría los lineamientos del nacionalismo democrático, opuesto a la vez al nacionalismo conservador de los sectores reaccionarios. Marginados de la esfera política partidaria, los actos de FORJA se realizaron sobre todo a través de manifestaciones callejeras y publicaciones de edición propia (los conocidos como Cuadernos de FORJA). Desde el extranjero publicó en 1957 Los profetas del odio, un estudio sobre las relaciones de clase en Argentina a partir del ascenso del peronismo en el cual criticaba varias aproximaciones a la historia política argentina que gozaban de considerable ascendiente, en especial la de Martinez Estrada. Jaureteche interpretó estas alusiones como expresiones de los prejuicios de la clase media intelectual, irritada por la irrupción de actores novedosos en un ambiente político que había sido exclusivo de la burguesía desde la 1880; aunque los intereses materiales de esta clase estuviesen ligados al desarrollo de una densa capa de consumidores, sus hábitos le imponían una espontánea reticencia —casi racista; la asimilación de la tilinguería con el racismo es explícita en su obra— hacia los hábitos de las clases populares, una "miopía" que Jauretche criticaría reiteradamente en sus sucesivas obras
(https://es.wikipedia.org/wiki/Arturo_Jauretche)

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