Así como en "El medio pelo en la sociedad argentina" (apuntes para una sociología nacional) he querido contribuir a la visión del país desde el ángulo social, lo intentaré en dos libros sucesivos a este, desde los ángulos respectivos de la geopolítica y la política internacional, en uno, y de la economía en otro. Ahora me propongo hacerlo desde la cultura.
Pero debo limitar el alcance de la
expresión "cultura" pues mi propósito es pragmático, con lo que
evitaré irme por la tangente, de nuestra realidad inmediata hacia elucubraciones de valor universal, pretexto frecuente de los ensayistas y profesores para
considerar los problemas argentinos de un modo estratosférico y al margen del
compromiso con las urgencias nacionales.
Señalaré por qué es
"intelligentzia", y no inteligencia la constituida por gran parte de
los nativos que a sí mismos se califican como intelectuales, y cómo han
conformado su mentalidad, cómo se comportan, y sobre todo cómo está constituido
el aparato "cultural" que la dirige y difunde para evitar la creación
de un pensamiento propio de los argentinos.
La amplia expresión superestructura
cultural, que supondría una análisis de la cultura, con mayúscula, se reduce
así a la determinación de los modos y el instrumental que opera en la formación
de la "intelligentzia". Además, considero un bizantinismo
confrontarla con una cultura propia, mientras en el hecho no sean removidos los
factores que determinan aquélla como expresión colonialista. La inteligencia,
ya liberada de esos factores que la deforman en "intelligentzia", es
la que tiene que cumplir, y lo está haciendo fragmentariamente, la tarea de
definir, por su desarrollo natural, su carácter como cultura nacional.
Definirlo a priori sería incurrir en
el mismo error que señalamos. Y en esto, más liberal que los liberales, confío
en los hechos que son los que la generarán una vez removidos los obstáculos que
se oponen a su espontánea manifestación y recordando que ya es nuestro lo que
fue ajeno, en la medida que ya está incorporado a nuestra naturaleza.
(Sarmiento es tan nuestro como Hernández, como factor determinante hoy, pero lo
que no es nuestro es el sarmientismo en cuanto :impide que lo otro cumpla su
labor naturalmente y que la realidad sea la creadora y no un instrumental
superpuesto destinado a deformarla)
La "intelligentzia" es el
fruto de una colonización pedagógica y esto es muy distinto a la espontanea
incorporación de valores universales a una cultura nacional, y recíprocamente
como pretenden los asépticos expertos en el tema, que prescinden del análisis
de las condiciones objetivas.
Esto de la colonización pedagógica me
parece que está centrado en sus verdaderos términos en el libro de Jorge
Abelardo Ramos. "Crisis y resurrección de la literatura argentina"
(Ed. Indoamérica, 1954), que dice:
"En las naciones coloniales,
despojadas del poder político director y sometidas a las fuerzas de ocupación extranjeras los
problemas de la penetración cultural pueden revestir
menos importancia para el imperialismo, puesto que sus privilegios económicos están asegurados por la persuasión de su
artillería. La formación de una conciencia nacional
en ese tipo de países no encuentra obstáculos, sino que, por el contrario, es estimulada por la simple presencia de la
potencia extranjera en el suelo
natal. "En la medida que la colonización pedagógica -según la
feliz expresión de Spranger, un imperialista alemán-
no se ha realizado, sólo predomina en la colonia el interés económico fundado
en la garantía de las armas. Pero en las
semi-colonias, que gozan de un status Político independiente
decorado por la ficción jurídica, aquella "colonización pedagógica"
se revela esencial, pues no dispone de
otra fuerza para asegurar la perpetuación del dominio imperialista, y ya es sabido que
las ideas, en cierto grado de su evolución, se truecan en fuerza material. De este hecho nace la tremenda
importancia de un estudio circunstanciado de
la cultura argentina o pseudo-argentina, forjada por un signo de dictadura
espiritual oligárquica…" "La
cuestión está planteada en los hechos mismos, en la europeización y alienación escandalosa de nuestra
literatura, de nuestro pensamiento filosófico,de la crítica histórica, del cuento y del ensayo. Trasciende a todos
los dominios del pensamiento y de la creación estética y su expansión es tan general que rechaza la idea de una tendencia efímera". Es en este
sentido que legítimamente puede hablarse de una verdadera devastación espiritual de las nuevas generaciones
intelectuales".
(Recordemos que esto está publicado en 1954 y
no corresponde ya a este momento en lo que se refiere a las nuevas
generaciones, como se verá más adelante.) "La
juventud universitaria, en particular, ha asimilado los peores rasgos de una cultura antinacional por
excelencia. Bajo estas condiciones históricas se formó nuestra élite
intelectual". Agrega que la función de una cultura así es ser fideicomisaria
de valores transmitidos por sus mandantes europeos.
NECESIDAD DE UN PENSAMIENTO AGRESIVO
De aquí que la crítica a una
"cultura" establecida sobre dichas bases, consiste en el primer paso
para restituir los valores sumergidos de la cultura colonizada, preexistente o
con posibilidades de nacer. La palabra cultura pierde su acepción aséptica para
transformarse en una política cultural opuesta a la política cultural que se
nos presenta como "cultura". Es una beligerancia imprescindible para
obtener la síntesis como resultado frente a la pretensión de seguirnos
imponiendo una cultura marginada de toda elaboración propia.
Así, en la Argentina, el
establecimiento de una verdadera cultura lleva necesariamente a combatir la
"cultura" ordenada por la dependencia colonial. Implica, por lo
pronto, una revisión respecto del pasado nacida de la búsqueda de las propias
raíces que obliga a restaurar el prestigio de quienes fueron sumergidos por no
ingresar a las jerarquías oficializadas; el impulso que destruye los falsos
héroes consagra paralelamente
a otros que responden a las exigencias de una verdadera cultura nacional. Es
una especie de Renacimiento, de fe en la genialidad de lo nacional que vertebra
la violencia crítica a la "intelligentzia" colonizada, que sólo tiene
un valor sucedáneo, carente de originalidad como simple repetición de ajenos
repertorios. El combate contra la superestructura establecida abre nuevos
rumbos a la indagación, otorga otro sentido creado a la tarea intelectual,
ofrece desconocidos horizontes a la inquietud espiritual, enriquece la cultura
aun en su aséptico significado al proveerla de otro punto de vista brindado por
las peculiaridades nacionales.
Sólo por la victoria en esta contienda
evitaremos que bajo la apariencia de los valores universales se sigan
introduciendo como tales los valores relativos correspondientes sólo a un
momento histórico o lugar geográfico, cuya apariencia de universalidad surge
exclusivamente del poder de expansión universal que les dan los centros donde
nacen, con la irradiación que surge de su carácter metropolitano. Tomar como
absolutos esos valores relativos es un defecto que está en la génesis de
nuestra "intelligentzia" y de ahí su colonialismo.
GENESIS
DE LA "INTELLIGENTZIA"
Desde el principio nuestra
"intelligentzia" identificó con cultura los ~valores
universales" consagrados por los centros del poder, con exclusión de toda
otra cultura.
Las naciones que se separaban de la
colonia española tenían su propia cultura, dentro de una de más amplia órbita,
producto de una lenta elaboración de elementos indígenas con los proporcionados
por la conquista española y católica. En algunos casos, cuando las sociedades
indígenas preexistentes ya habían salido del estado salvaje y constituían por
sí culturas, esta simbiosis estaba lejos de haberse realizado, y había más bien
una superposición de culturas, como entre los aztecas y el incaico. En otro la
fusión se había realizado dando una muy particular configuración cultural, como
en el caso de los pueblos guaraníes del Paraguay con el aporte de los elementos
hispánicos y jesuíticos, de tan fuerte individualidad que ha sobrevivido sin
alterarse con la implacable destrucción de que fue objeto con la guerra
"civilizadora" de la Triple Alianza.
El contacto de la cultura preexistente
con la Europa triunfante del siglo XIX, que debía generar a su vez una nueva
elaboración por la asimilación de nuevos valores a los elementos culturales
propios, no fue visto así por la "intelligentzia" que desde el
principio definió sus características, deslumbrada por la civilización europea
cuyo espectáculo se presentaba ante los ojos azorados de los intelectuales. (Se
llama intelectual, no al que ejercita la inteligencia, sino al que es ilustrado
en cosas nuevas.)
Para este "intelectual" lo
preexistente, la cultura que tenía en la raíz, fue incultura en cuanto no
coincidía con lo nuevo. Ocurrió aquí lo inverso que entre los griegos, para los
cuales lo bárbaro era lo exótico a la Hélade, y lo culto lo propio.
LA FORMULA CIVILIZACIÓN Y BARBARIE
Esta es la raíz del dilema sarmientino
de "civilización o barbarie" que sigue rigiendo a la
"intelligentzia". Se confundió civilización con cultura, como en la
escuela se sigue confundiendo instrucción con educación. La idea no fue
desarrollar América según América, incorporando los elementos de la
civilización moderna; enriquecer la cultura propia con el aporte externo
asimilado, como quien abona el terreno donde crece el árbol. Se intentó crear
Europa en América trasplantando el árbol y destruyendo al indígena que podía
ser obstáculo al mismo para su crecimiento según Europa, y no según América.
El gran desarrollo técnico del siglo
XIX facilitó el error Aprender la técnica
y practicarla era civilizarse y civilizarse, culturalizarse, considerando
los tres términos como inseparables, lo que es incierto, como lo demostró
Japón, que hizo suya ]a técnica de la civilización europea asimilándola a sus
formas culturales. (También el Paraguay de los López lo intentó, y se lo "civilizó"
a la fuerza para impedirlo.)
Así la "intelligentzia"
facilitó el proceso de la estructuración de los nuevos países como países
dependientes, derogando todos los valores autóctonos que podían· servir para el
proceso de filtro y asimilación; mucho menos admitió la posibilidad de una
creación original, nacida de esa convivencia y de una recíproca penetración:
Así el proceso de europeización que se practicó desde 1853 en adelante no
consistió en la incorporación a la cultura preexistente de los valores europeos
-universales si se quiere-, sino en la derogación lisa y llana de aquélla, lo
que fue facilitado por esa identificación del concepto civilización con el
concepto cultura, muy propio del siglo XIX.
La incomprensión de lo nuestro
preexistente como hecho cultural, o mejor dicho, el entenderlo como hecho
anti-cultural, ayudó a que lo preexistente fuera privado de todos los medios de
expresión. No bastó con la masiva sustitución de la población nativa por el
torrente inmigratorio que se volcó sobre el litoral, ni con la distorsión
económica que impuso esa civilización para hacernos una prolongación
abastecedora del modelo que se proponía imitar. La inteligencia se hizo
"intellígentzia" y dando por resuelto que la cultura era
exclusivamente lo importado se convirtió en uno de los más eficaces
instrumentos para extirpar de raíz los elementos locales de cultura
preexistentes. Sólo la tradición oral y los hábitos cuya perdurabilidad es
lentamente afectada por el cambio de condiciones parecieron subsistir como
factores yacentes de la cultura derogada y con preferencia en aquellos lugares
no útiles a los fines concretos perseguidos por la civilización, en remotos
rincones de provincias.
En el terreno de la cultura la "intelligentzia"
se impuso masivamente después de Caseros. A medida que la incorporación de la
Argentina al mercado mundial iba creando intereses vinculados con ella y la
política del imperio dominante profundizaba su penetración económica, esta
disposición de la "intelligentzia" se acentuaba con e! desplazamiento
hacia el litoral de la riqueza y la postergación de los núcleos interiores de
población, donde la configuración económica y social de la colonia española
había enraizado con más profundidad la cultura preexistente. El litoral. más
despoblado y menos importante en la economía de autosatisfacción anterior a la
libertad de comercio, disponía de menos elementos autóctonos para compensar,
asimilando la influencia postiza que venía de afuera; prácticamente fue hijo de
las nuevas condiciones que lo favorecían en su desarrollo material v sobre este
hecho cabalgó la "íntelligentzia" que pareció encontrar durante
largos años la confirmación de su misión civilizadora, porque la nueva sociedad
que lo componía en hombres y técnicas era en su mayor parte hija del
planteamiento civilizador logrado.
LA "INTELLIGENTZIA"
Pero pronto la conformación de la
"intelligentzia", en cierto modo espontánea, como se ha explicado con
la alucinación de los intelectuales, se constituyó un sistema, en la misma
relación en que se consolidaban y agrandaban los instrumentos materiales de la
influencia exterior que constituían factores de poder mucho más poderosos que
el mismo Estado o que la posible conjunción de intereses nacionales. Así, el
error de la "intelligentzia" revertió sobre ella misma, y ya no pudo
salir de él, porque todo el aparato a través del cual podía expresarse y a
través del cual se elaboraba el "intelectual", se fue conformando a
la política dominante cuya proyección se dirigía a estabilizar el país en las
condiciones más óptimas para su aprovechamiento que, desde luego, no podía
trascender los fines para los cuales fue "civilizado". De tal manera
la "intelligentzia" quedó prisionera de lo que había promovido. y se
tuvo que conformar definitivamente como instrumento colonial. Aquello mismo que
había promovido para "civilizar" se apoderó de ella completando el
círculo de su dominio, y la hizo su instrumento. Así, los que habían sido
apóstoles de un error doctrinario se vieron convertidos en simples instrumentos
divulgadores, cumpliendo en el campo de la cultura la función que el poder
material cumplía en el campo de los intereses materiales. De apóstoles
devinieron, en su prolongación histórica, vendedores de comercio: una mezcla de
viajantes y visitadores médicos.
LA DERROTA DE LA "INTELLIGENTZIA"
Ya carece de objetivo el debate con la
"intelligentzia" en el terreno de las ideas, donde ni siquiera el
intelectual es el "ilustrado en cosas nuevas", como se dijo antes. Esta
no es más que una simple repetidora de envejecidas o exóticas afirmaciones
dogmáticas, cuyo poder de convicción reside exclusivamente en el de la
propaganda. Es simplemente un instrumento de la misma sin otra fuerza que la
que surge de su utilización por el aparato de difusión. No hay problema
intelectual. Es una cuestión de hecho porque el conflicto no es el de las
ideas, ampliamente superado, sino el de la imposibilidad en que se encuentra la
"intelligentzia" de actualizar su ideario de importación en presencia
de un país que lo rebalsa y que ha adquirido un potencial propio que tiene que
traducirse en una versión también propia de lo cultural. La
"intelligentzia" ve en la actual crisis una crisis de decadencia
cuando la crisis es en verdad una crisis de crecimiento y aquélla carece de
todo pensamiento que no sea el generado por el siglo XIX en las metrópolis, que
si fue apto para enervar las posibilidades nacionales de expresión cultural es
insuficiente ya. La trampa actual de la "intelligentzia" consiste en
robarle al pensamiento nacional la terminología y el estilo y es así como se
disfraza a base de un neoliberalismo que incluye expresiones como desarrollo,
expansión, etc., que intentan canalizar por vías extraviadas el movimiento
intelectual del país hacia su propia vía muerta. Esto es mucho más visible en
las expresiones de la "intelligentzia" que se presentan como expertos
económicos o tecnócratas porque éstos son los que reciben las órdenes de manera
más directa de las metrópolis que hacen la colonización pedagógica y no se
engaña como el resto de !a "intelligentzia" con su propia salsa
cultural que les cambia el gusto del plato.
LO POPULAR COMO FUENTE
Ernesto Palacio escribía en
"Criterio", en 1928, que el problema de escribir o no para el pueblo
que dividía a los plumíferos, se resuelve escribiendo desde el pueblo. Creo que
a eso estamos llegando y que ahí está la fuente. El cegado, pero siempre
resurgente manantial, que rechaza lo que no es nuestro o lo recrea sobre la
realidad y lo hace nuestro cuando lo cambia y adapta.
Explicar la génesis de la
"intelligentzia" y como esta quedó prisionera de la colonización
pedagógica que ella misma promovió, no supone la intención de volver a fojas
uno, replanteando el problema a nivel de los momentos iniciales. Saber cómo
fueron las cosas no implica olvidar que lo pasado pasó. Demanda simplemente
plantear el problema para que la desnaturalización no se repita sobre las bases
reales de la Argentina de hoy que son otras que las de ayer.
Hay un cierto nacionalismo que siendo
históricamente anti-unitario incurre en la misma actitud que los unitarios en
cuanto al método: a aquéllos no les venía bien el país de entonces, por
criollo, y a éste no le viene bien el actual por gringo, y si aquéllos se
fugaban del país al hipotético de mañana, no menos fuga es negar el país de hoy
por el de ayer.
En esto Ernesto Palacio nos da la
fórmula precisa: "Escribir (y quien dice escribir dice todo quehacer
intelectual o artístico) desde el pueblo", es decir desde la realidad expresada
por su agente humano y natural. Lo que supone integrarse en el mismo
abandonando la presunción básica de la "intelligentzia", que es su
atribución de un "status" de carácter intelectual diferenciado del
pueblo y rector de éste, a que me referiré más adelante.
Diré ahora que incurro en transcripciones
a menudo extensas, cosa que se me ha criticado en libros anteriores. Lo hago
por humildad y porque me parece que si otro lo ha dicho mejor que yo, mejor es
reproducirlo que parasitario; además acredita que no vengo a descubrir nada
sino a redundar, de una manera tal vez más sistematizada, en una constante
argentina: siempre el país ha tenido sus centinelas advertidos y combatientes,
por más que se los haya silenciado sistemáticamente o deformado para evitar la
generalización de su pensamiento. El recorrido de nuestra historia está lleno
de mojones que han sido cubiertos deliberadamente por "la colonización
pedagógica", que como las arenas del desierto se empeña en impedir que
encontremos el verdadero camino.
Y me adelanto a prevenir al lector
contra el pesimismo que pudiera surgir de la comprobación que haré de la
magnitud de las fuerzas que enfrentarnos. No está de más recordar lo que sucede
al estudiante de medicina a medida que en los primeros pasos va adquiriendo el
conocimiento de las enfermedades, y como la sigue con todo su proceso teórico
hasta el resultado fatal, se desalienta; solo se recobra cuando comprueba las
realizaciones de la medicina con una visión de conjunto que acredita sus
progresos por los índices generales y los "casos" observados y no por
la evolución teórica de la enfermedad corno tal. Del mismo modo hay que razonar
en esto: a pesar de las enfermedades que aquí se evidencian la conciencia
nacional crece y crece, y es cada día más poderosa con lo que se comprueba que
si los males son aterradores, la salud de lo argentino los superan en la
afirmación de su propia personalidad. Solo así se explica que subsístanos, y
que subsistiendo seamos cada día más definidamente argentinos; lo seremos si
como en el judo, la fuerza del adversario se convierta en un instrumento de
fuerza propio, para lo que bastará conocer la estructura y modos de la
colonización pedagógica, pues desentrañada la índole real de la misma la
inteligencia esclarecida multiplicará los efectos del contragolpe.
Identificados los cipayos la cuestión se simplifica como en los dominios
políticos directos porque cuando la acción tiene conciencia de que es, ya es.
Lo demás es cuestión de tiempo y medios.
Este libro quiere ser un aporte más a
la tarea de lograr esa conciencia.
LOS
PROFETAS DEL ODIO (1957)
(http://www.labaldrich.com.ar/wpcontent/uploads/2016/11/Jauretche,%20Arturo%20%20Los%20profetas%20del%20odio%20y%20la%20yapa%20-%20Segunda,%20tercera%20y%20cuarta%20parte.PDF)
Arturo Martín Jauretche
(Argentina 1901-1974) pensador,escritor y político. Figura relevante del radicalismo y posteriormente
del peronismo. Junto con Manzi, Dellepiane, del Mazo, Scalabrini Ortiz, Ortiz Pereyra y otros fundó FORJA, que desarrollaría los lineamientos del nacionalismo
democrático, opuesto a la vez al nacionalismo conservador de los sectores
reaccionarios. Marginados de la esfera política partidaria, los actos de
FORJA se realizaron sobre todo a través de manifestaciones callejeras y
publicaciones de edición propia (los conocidos como Cuadernos de FORJA). Desde
el extranjero publicó en 1957 Los profetas del odio, un estudio sobre las
relaciones de clase en Argentina a partir del ascenso del peronismo en el cual
criticaba varias aproximaciones a la historia política argentina que gozaban de
considerable ascendiente, en especial la de Martinez Estrada. Jaureteche interpretó estas alusiones
como expresiones de los prejuicios de la clase media intelectual,
irritada por la irrupción de actores novedosos en un ambiente político que
había sido exclusivo de la burguesía desde la 1880; aunque los intereses materiales de esta clase estuviesen
ligados al desarrollo de una densa capa de consumidores, sus hábitos le
imponían una espontánea reticencia —casi racista; la asimilación de
la tilinguería con el racismo es explícita en su obra— hacia
los hábitos de las clases populares, una "miopía" que Jauretche
criticaría reiteradamente en sus sucesivas obras
(https://es.wikipedia.org/wiki/Arturo_Jauretche)